lunes, 23 de noviembre de 2015

Reseña: Animal de deseo, de Kris León

¡Hola a todos, bibliolocos! ¿Os apetece leer algo de poesía? Ya era hora de que volviera a pasarme por aquí y a reseñar algún libro de poemas, ¿verdad? Hoy es el turno de Animal de deseo, de Kris León, que me lo leí anoche. Fue editado por Ediciones en Huida en 2014 y, la verdad, es una maravilla. Una maravilla extraña. Vamos con la reseña.


SINOPSIS
Poeta de vida, Kris León (Málaga, 1990) es una constructora de universos diminutos. Gestora cultural y Licenciada en Periodismo. Escribe y vive buscando El Hogar. Comenzó a acumular poemas a los nueve años, y a los veinte se subió al primer escenario junto a La Rebotica. Desde entonces, no ha podido abandonarlos. Actualmente forma parte del grupo literario “Noventa Trastos”, y organiza mensualmente jams y diversos eventos donde combina la poesía con la música y cualquier desvarío artístico.
Tras innumerables entradas de blog, folios y escenarios, Animal de Deseo supone su primer libro, compuesto por una poesía cruda, directa, salvaje, que rastrea en lo cotidiano. Sus poemas son viscerales, exploran el vacío y palpan miedos y deseos.
COMENTARIO

Leer a Kris es olvidarse de uno mismo y meterse en ella. Es un cambio de perspectiva, es ver la vida desde sus ojos, sentirse frágil, fuerte, vacío, triste, con ganas, sentirse mujer. Leer a Kris es arrancarte el corazón a tiras, pero y dejando que gotee, poco a poco, hasta calarte. Leer a Kris es empaparse de sus versos y sentir que somos animales malditos. Sentir que nos ha clavado su poesía en el vientre, para siempre.
Animal de deseo son cinco animales: mosca, gorrión, gato, araña y águila. En estas cinco partes encontramos poemas geniales. De la primera parte (Mosca) podría destacar Allí donde solíamos escapar, que es uno de mis favoritos, quizás por el título al más puro estilo Love of Lesbian, quizás por su cambio de velocidades. 
Gorrión, la segunda parte, tiene también poemas viscerales, como Espejo sin cristal o Que la luz ponga sus pies sobre mí (y acelere). De este último, uno de mis poemas favoritos del libro, destaco estos versos:
Que la luz me arrastre hacia algún lugar, 
que azote la carne dorada de lo aún por suceder, 
que la luz me apriete el caos y me espere cada noche, 
entre las sábanas, 
que la luz me abrace y me lleve de regreso a casa 
cuando ya ningún bar sea capaz de darme cobijo.
En un abrir y cerrar de estrellas es otro poema impresionante, de esos poemas que cuando los escuchas recitar por la autora atrapan toda tu atención, tus cinco sentidos y los de repuesto.
La tercera parte, Gato, es quizá la más sensual del libro, como certifican poemas como De aquí puedes comer o Él, la bestia. Sin embargo, no son poemas sexuales, ni mucho menos. Tampoco son poemas de amor, al menos no del todo. Son poemas salvajes, pero no en el sentido humano de la palabra. Hay algo decadente y triste en ellos, algo animal. Son libres, ausentes. Como un gato, que está ahí, pero que nunca te va a hacer caso. El gato, ese animal que tanto nos gusta y que tan poco comprendemos.
La cuarta parte, Araña, recoge poemas de un carácter más intimista e introspectivo. Kris León se cuestiona sus propios sentimientos, busca el color de una pérdida, hace preguntas a su cuerpo, da besos de despedida.
Por último, Águila nos abre la mirada a la esperanza. Esta parte la abre No hay mejor mapa que un mapa en blanco, un poema a la música que es, sin duda, uno de mis favoritos del libro. Pero no se quedan cortos ¿Qué clase de luz es esta?, un verdadero canto a la creación artística, o Azul klein, una maravilla en cuatro partes. Y así, con un Golpe de alas, acaba el libro.
Para resumir, Animal de deseo tiene algo crudo y visceral, propio de la poesía de Kris León. Llega hasta las entrañas y arranca de cuajo el corazón. Y te quedas disfrutando, porque para qué lo necesitas. La verdad es que es una gozada leer estos poemas.

Un apunte que quería mencionar y que me pasa siempre que leo poesía es que cuando he escuchado al autor o a la autora recitar sus poemas, cuando conozco su voz y su ritmo, leo en mi cabeza escuchando su tono de voz, sus pausas, sus respiraciones. Es curioso, también me ha pasado leyendo Animal de deseo. Os recomiendo que escuchéis poesía en directo. Cada vez es más fácil asistir a recitales (por lo menos en Madrid, aunque supongo que en otras ciudades españolas también habrá cada vez más recitales), así que no perdáis la oportunidad.

Y leed a Kris León. Su Animal de deseo me ha parecido una maravilla.