Érase una vez... una hormiga que sentía un hormigueo en una de sus patas medias. Las patas traseras y las delanteras estaban adornadas con unos bonitos zapatos rojos. Las patas medias estaban abrigadas con unas preciosas medias, que eran de tamaño medio. Porr, que así se llamaba la hormiga, tenía unas larguísimas antenas rizadas, de un rojo brillante en la oscuridad, que le daban la posibilidad de ver cuando el sol se había ocultado y en los oscuros pasadizos del hormiguero.
Porr salvó a 36 hormigas recién nacidas gracias a sus antenas rizadas. Fue galardonado con una medalla de Salvador.
FIN
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